Con su acordeón rompió barreras y unió a millones de personas de distintas nacionalidades, edades y clases sociales al ritmo de cumbia.

Celso Piña, “El Rebelde del Acordeón”, nació el 6 de abril de 1953.

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Y en efecto, el originario del meritito Cerro de la Campana era un verdadero “rebelde”, en el buen sentido de la palabra.

A pesar del acoso policial del que fue víctima en sus inicios, de los estigmas sociales y de todas las adversidades, defendió su música “con uñas y dientes”.

Por ello Celso se convirtió en el ídolo de un amplio sector de Nuevo León, compuesto en su mayoría por jóvenes que se sentían marginados y que encontraron refugio en la expresión artística del líder de la Ronda Bogotá.

Con el paso de los años su música se masificó: la cumbia colombiana emergió a la luz y cautivó a pobres y a ricos, a fresas y rockeros, a niños y ancianos, a gente del “populacho” y a intelectuales.

Pero la magia de Celso no se limitó a las fronteras mexicanas, pronto salió del país para recorrer Estados Unidos, Centro y Sudamérica, hasta llegar a lugares impensables como China, Japón, Francia, Reino Unido y otros países más.

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Pero haberse convertido en un “hombre de mundo” no cambió a Celso, quien siguió siendo un hombre de barrio, el ídolo del pueblo.

Su riqueza artística se plasma en decenas de discos, en los que se encuentran verdaderas joyas de la música popular como “Como el viento”, “La negra Nely”, “La piragua”, “Cumbia sampuesana”, “Cumbia sobre el río”, “Duelo Sabanero”, “Sé que no gustas de mí”, “Aunque no sea conmigo”, entre otras.

Desafortunadamente Celso Piña nos dejó físicamente el 21 de agosto de 2019, pero su legado musical lo mantendrá aquí presente por siempre.

“El Rebelde del Acordeón” seguirá entre nosotros “como el viento que baja volando por las faldas de la gran montaña”.